martes, 21 de octubre de 2008

EQUINOTERAPIA ,TECNICA MEDICA COMPLEMENTARIA

La adversidad nos hace crecer a todos
L. T. F. Carolina Gómez Balderas Presidenta de la Fundación Oaxaqueña de Equinoterapia, A. C. Oaxaca de Juárez, Oax. Mi inquietud, desde hace cuatro años, era ejercer la equinoterapia. Pero esta disciplina, debido a la falta de información sobre ella, no era plenamente aceptada en Oaxaca. A pesar de mi trayectoria como profesional de la medicina física, ningún padre se atrevía a confiarme a su hijo para trabajar con él en esta técnica de rehabilitación. Una tarde, hace dos años, una amiga médico-pediatra, Blanca Ramos Cristiani, desde su consultorio de la ciudad de Oaxaca me hace una llamada y me dice que los padres de su paciente, que estaban con ella en ese momento, le comentaban su interés porque su hijo recibiera equinoterapia, pero no hallaban quien se lo brindara. La mamá del niño me llama después y me platica que su hijo, de dos y medio años de edad, padece síndrome de down, y que ella acababa de iniciar una Asociación Civil de niños muy pequeños con ese diagnóstico, en total cinco niños hasta ese momento. Me entrevisto con ellos, les doy una amplia charla sobre equinoterapia. Asimismo, un amigo médico veterinario les habla sobre los caballos, sus cuidados y uso de los arneses. Para esto ya estaba más capacitada, con dos cursos y un primer nivel en la materia. A todos les agradó y con entusiasmo aceptaron desde ese momento iniciar con la equinoterapia en la ciudad de Oaxaca. Nos dimos a la tarea de buscar el lugar y establecimos días y horario adecuados para las sesiones. Mi profesión en Terapia Física y mi gusto por los caballos, herencia de una tradición familiar, me facilitaron el dominio de la equinoterapía, me dieron la sensibilidad y seguridad para realizarme en este trabajo. Proseguí con mi proyecto, pero todavía no contaba con un ruedo ni con el caballo apropiado. Fue cuando decidí solicitar apoyo a los amigos que hice durante todos los años de mi vida de dedicarme a la charrería. A ellos les agradó mi proyecto, así que me prestaron las instalaciones y el animal requerido, nuestro primer y muy querido caballo: “Temo”. Cuando estábamos casi listos para iniciar surgió la natural pregunta de los papás: “Carolina, ¿cuánto nos vas a cobrar?” ¡Qué problema!: Situados en un estado de la República atrasado y pobre, no obstante ser la tierra de Benito Juárez, las posibilidades económicas de los habitantes son escasas. Y sabiendo que los padres con hijos discapacitados son los más desgastados económicamente —aunque cuenten con servicios médicos de seguridad social—, les propuse algo que traía en mente. Les dije: “Creo que formaremos una Asociación Civil para que sea posible realizar estas actividades, incluso, con los niños de familias muy pobres, brindar este servicio al más bajo costo, conseguiremos padrinos o becas para quienes carezcan de recursos”. Asimismo, nuestro proyecto incluye médicos y terapeutas en lenguaje ocupacionales, además de maestros de educación especial. De manera que iniciamos con las exigencias burocráticas para formalizar la Fundación; trámites ante Relaciones Exteriores, ante el notario público, firmas de socios, alta en Hacienda y en el registro público de la propiedad. El 4 de junio de 2006 —en medio del terrible y abrumador conflicto social y político que lastimó inútilmente a Oaxaca— Relaciones Exteriores nos entregó la aprobación del nombre: Fundación Oaxaqueña de Equinoterapia, A. C. Nuestra acta de nacimiento; ya existíamos formalmente. Iniciamos con cuatro niños todos con síndrome Down, lo que se fue incrementando al comentar los padres a sus conocidos de los avances y mejorías en sus hijos. Hoy, un año después, atendemos, con cuatro voluntarios, a 14 niños en dos sesiones por semana, los días martes, jueves y sábado. Niños con las siguientes discapacidades: Amputación por debajo de rodilla, glaucoma congénito, síndrome Hyperfly, síndrome Down, parálisis cerebral, encefalitis viral y dislalia esclerosis tuberculosa. Lulú, niña invidente de ocho años de edad con diagnóstico de glaucoma congénito y Andrea de seis años, amputada por debajo de rodilla, a seis meses de iniciar sus terapias ambas han logrado sacar a trote al caballo. Lo anterior fue para nosotros y sus familiares un éxito estimulante, para ellos inesperado, para nosotros satisfactorio, porque, además, floreció el amor de los niños hacia los caballos. Nuestro siguiente paso será prepararlas para actividades deportivas de equitación. La literatura sobre este tema es escasa en español, poco se sabe del desarrollo científico de la equinoterapia como técnica médica complementaria, lo que nos acarrea cierta incomprensión y adversidad. Incluso, los médicos nos descalifican por desconocer el tema. Pero lo anterior ha servido para alimentar nuestro trabajo, redoblarlo, los niños merecen toda nuestra atención. Esos 30 minutos que pasan con nosotros en una sesión, donde los vemos esforzarse y luchar contra su inmerecida adversidad, donde los vemos sonreír, nos impulsan para superar los obstáculos que a ratos parecieran grandes, no lo son. Comentarios: equinoterapiaoaxaca@hotmail.com

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